doi: 10.5477/cis/reis.190.111-128

El inicio de carreras activistas en el nuevo ecologismo juvenil. Una perspectiva interaccionista desde el actor

The Beginnings of Activist Careers in the New Youth Environmentalism.
An Actor-based Interactionist Perspective

Alejandro Gonzalo y Juan Carlos Revilla

Palabras clave

Participación política

  • Juventud
  • Movimientos sociales
  • Activismo climático

Resumen

Se analiza el comienzo de las carreras activistas de los jóvenes que protestaron contra la crisis climática a partir de las intensas movilizaciones de 2019. La noción de carrera, como sucesión de cambios objetivos y subjetivos, permite comprender la involucración, estabilización y condiciones para el compromiso continuado. Mediante observaciones participantes y entrevistas en profundidad en Fridays For Future y Extinction Rebellion, se muestran las transformaciones individuales (cognitivas, emocionales y relacionales) en los inicios de las carreras activistas de la nueva generación ecologista. Se destacan dos claves explicativas. Primero, los nuevos marcos de percepción y las emociones que produce la experiencia activista sostienen la implicación; segundo, la afinidad entre el participante y las normas, estrategias y perfiles predominantes en el colectivo favorece la involucración o la autoexclusión.

Key words

Political Participation

  • Youth
  • Social Movements
  • Climate Activism

Abstract

This paper analyses the beginnings of the activist careers of the young people who engaged in protests against the climate crisis following on from the mass-mobilisation events in 2019. The notion of career, as a succession of objective and subjective changes, provides an understanding of the involvement, stabilisation and conditions for continued commitment. Participant observation and in-depth interviews in the organisations Fridays For Future and Extinction Rebellion were used to show the individual (cognitive, emotional and relational) transformations experienced during the early activist careers of the new environmentalist generation. Two key explanations stand out. First, the new frames of perception and emotions produced by the activist experience sustain engagement; second, the affinity between the participant and the predominant norms, strategies and profiles of the collective fosters either involvement or self-exclusion.

Cómo citar

Gonzalo, Alejandro; Revilla, Juan Carlos (2025). «El inicio de carreras activistas en el nuevo ecologismo juvenil. Una perspectiva interaccionista desde el actor». Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 190: 111-128. (doi: 10.5477/cis/reis.190.111-128)

La versión en inglés de este artículo puede consultarse en http://reis.cis.es

Alejandro Gonzalo: Universidad Pablo de Olavide | alejandro.gonzalo.puyud@gmail.com

Juan Carlos Revilla: Universidad Complutense de Madrid | jcrevilla@cps.ucm.es

Introducción1

Una nueva generación de activistas medioambientales

En 2018, la adolescente Greta Thunberg se ausenta de clase cada viernes, acude al parlamento sueco y protesta por la inacción ante la crisis climática. Su acción pronto se viraliza y cientos de estudiantes la acompañan. En marzo y septiembre de 2019, miles de jóvenes en España y el mundo toman las calles, organizados por Fridays For Future (FFF), el movimiento fundado por Greta (Jacobsson, 2020). El 7 de octubre de ese año, activistas de Extinction Rebellion (XR) cortan el paseo de la Castellana de Madrid y comienzan una campaña de desobediencia civil, emulando acciones similares en Londres. En estas protestas, una nueva generación de activistas climáticos inicia su propio ciclo de movilizaciones, con características estratégicas y discursivas especificas (Maier, 2019; Jacobsson, 2020).

Tanto FFF como XR están compuestos por jóvenes, aunque FFF destaca por la temprana edad de sus participantes, muchos aún en secundaria (De Moor et al., 2020). Ambos son colectivos internacionales con estructurales locales horizontales y abiertas: asamblearias en el primer caso (Revilla et al., 2023) y, en el segundo, basadas en grupos de trabajo y afinidad, interconectados, pero independientes entre sí (Berglund y Schmidt, 2020). Los dos utilizan herramientas virtuales (Soler-i-Martí, Ferrer-Fons, y Terren, 2020) para organizarse y difundir un nuevo marco discursivo: crisis climática, confianza en la ciencia, alejamiento de la política institucional y una justicia ecosocial que incluye el conflicto de género y colonial (Belli et al., 2022; Maier, 2019). Además, omiten la transformación del habitus ecológico y las formas de consumo, una de las estrategias del movimiento ecologista (Haluza-DeLay, 2008), y apuestan por la presión política y los cambios sistémicos en la producción.

Su principal diferencia reside en la estrategia. FFF apuesta por sentadas, huelgas y manifestaciones con cientos, miles y decenas de miles de jóvenes; Extinction Rebellion, por la Acción Directa No Violenta. La ADNV es la desobediencia civil pacífica para provocar disrupciones en la vida cotidiana: incluye cortes de tráfico, boicots, sentadas y performances. Permite a grupos pequeños obtener difusión, a cambio de sufrir mayor represión (Berglund y Schmidt, 2020; Hayes, Doherty y Saunders, 2020).

El objetivo de este artículo es describir el comienzo de las carreras activistas de los miembros de FFF y XR. El estudio de militantes con pocos años de experiencia no posibilita un análisis longitudinal extenso, pero ofrece una inmejorable ventana a la implicación inicial y la involucración a largo plazo. Permitirá conocer cómo el perfil y las predisposiciones sociales moldean la participación, qué transformaciones experimentan en ella y qué relación establece la organización con sus miembros.

El inicio de una carrera activista

En 2001, Fillieule presenta una nueva respuesta a la clásica pregunta: ¿por qué alguien participa en un movimiento social? Para ello, recoge la noción de carrera de los trabajos interaccionistas de Howard Becker (1963) sobre compromiso individual y plantea un «análisis procesual del compromiso», opuesto a las explicaciones basadas en la racionalidad del actor o la búsqueda de beneficios.

Fillieule entiende la carrera como una serie de cambios no lineales, objetivos y subjetivos, una secuencia abierta de interacciones entre mundo y actor, provocada por una concatenación de causas y efectos; no es una trayectoria delimitada donde las causas iniciales propulsan al actor a través de mecanismos desconocidos (Fillieule, 2001; Agrikolianski, 2017). Las determinaciones sociales y predisposiciones, fruto de la posición del actor en la estructura, no establecen el resultado, sino que interactúan con el entorno, actualizándose en un comportamiento concreto. Así, se sustituye en el análisis los «por qué» por los «cómo», incluyendo el efecto de las predisposiciones del enfoque estructural bourdiano en la lógica procesual del interaccionismo simbólico (Agrikolianski, 2017).

El estudio de las carreras activistas aborda largos periodos: «antes, durante, después y entre» movimientos sociales. No obstante, estudiar el primer compromiso es clave, tanto para conocer sus formas desencadenantes como por sus efectos a largo plazo: la experiencia en los movimientos es causa principal de la continuidad o el abandono (Corrigall-Brown, 2011; Fillieule, 2005). La literatura ya ofrece ciertas claves del proceso inicial:

La activación del participante se asocia al abandono de marcos de interpretación previos y la adopción de nuevos. Es una hot cognition, un proceso cognitivo acompañado de intensas emociones (Gamson, 1992). Un ejemplo es el denominado shock moral: la indignación producida por una transgresión de la norma moral quiebra los marcos de percepción anteriores (Jasper, 1997). A través del enfado, la esperanza y otras reacciones emocionales, se rompen las ligazones con el poder y se reconfiguran las relaciones con la sociedad, los medios de comunicación y otros colectivos (Flam, 2005).

De hecho, cada momento de la implicación está vinculado con distintas emociones (Woods et al., 2012). Estas se transforman entre sí a través de la acción colectiva e impulsan al participante a nuevas acciones, relaciones y situaciones. Se producen cadenas emocionales donde el dolor se supera a través de la esperanza que produce la protesta o la vergüenza se convierte en orgullo colectivo gracias a la ira experimentada (Williamson, 2011).

En este proceso, diferentes esferas de vida disputan la disponibilidad personal, ofreciendo distintas motivaciones (McAdam, 1989; Gottraux, 1997). La protesta otorga, entre otras: la esperanza de beneficiarse de las reivindicaciones sostenidas, la expresión emocional o la autopercepción positiva derivada de la lucha por algo considerado bueno o justo; también hacer historia, establecer relaciones sociales o la adrenalina de la confrontación (Jasper, 1997). Asimismo, puede atraer porque constituye nuevas reglas y jerarquías, origina espacios liminales e inventa formas de subjetividad (Pleyers, 2016).

También genera motivación «el trabajo de la institución para producir apego» (Fillieule, 2005, p. 40). Las «interacciones rituales» (Collins, 2005), a través de la sincronización afectiva y un foco común, originan «energía emocional» y solidaridad grupal entre los participantes. Los movimientos poseen intensas «interacciones rituales» donde esta «energía emocional» se distribuye ente los miembros, ligándolos al colectivo y entre ellos, aunque debe renovarse periódicamente (Collins, 1975). En lo que Goodwin denomina «economía libidinal», los lazos afectivos con el movimiento o los compañeros compiten con las relaciones exteriores, determinando la continuidad (1997).

Metodología

Producción del material

Se realiza una etnografía en Fridays For Future y Extinction Rebellion, desde septiembre de 2019 hasta julio de 2022. En total, se dispone de treinta observaciones participantes (véase tabla 1) y veintisiete entrevistas (véase tabla 2).

Puesto que la carrera activista implica una aproximación longitudinal, cada entrevista y observación es una herramienta para reconstruir itinerarios (Fillieuele, 2001). Cada entrevistado está en un momento diferente y recuerda los anteriores. El guion semiestructurado avanza cronológicamente: socialización primaria y secundaria, primeros recuerdos sobre ecologismo, activismos previos y primeras experiencias en el colectivo. La evolución militante, incluso llegando al abandono, va en paralelo al resto de ámbitos: trabajo, amistades, etc. Además, las observaciones tejen el cuadro general; registran experiencias que afectarán o serán mencionadas por los entrevistados y ayudan a conocer el posterior desarrollo de estos.

Se focaliza la etnografía en Madrid, ya que los grandes entornos metropolitanos demostraron mayor consolidación organizativa. Aunque la mayoría de las entrevistas fueron en esta ciudad, también se incorporan activistas de Bilbao, Málaga, Asturias o Zaragoza. Igualmente, en FFF se incluyó el nodo local de Zaragoza en las observaciones, como estrategia de contraste y comparación. Para XR, los nodos de ciudades menores eran pequeños, inestables y con difícil contactación, por ello se ha preferido recibir la información a través de entrevistas. La investigación se centra en mayor medida en Madrid, pero permite comparar entre los entrevistados y las observaciones de diferentes ubicaciones, si bien existen escasas diferencias.

Algunas de las observaciones fueron en asambleas virtuales, debido al COVID-19. Estas dificultaron observar los cuerpos o los procesos de introducción en el colectivo, lo que se completó después, pero facilitaron contactar con nodos locales, como el de Zaragoza.

Se contacta a los entrevistados a partir de relaciones establecidas en las observaciones, en Madrid y en todo el Estado. Fueron escogidos mediante muestreo estructural, el cual selecciona casos diversos que representen todos los diferentes tipos de activistas en los colectivos estudiados, con independencia de su peso estadístico y con especial atención a los extremos. En la selección fue clave el grado de implicación del entrevistado, en línea con el acercamiento de Fillieule, pero también se añadió género, edad, estudios y ubicación geográfica. Por ello, el casillero tipológico (véase tabla 2) divide la implicación en tres categorías de menor a mayor —«ocasional», «asentado» y «experimentado»— y añade una referida al «abandono».

El muestreo estructural identifica en el proceso los perfiles de los participantes, con el objetivo de lograr una diferenciación máxima entre casos. Miembros de FFF de treinta años, activistas de XR no universitarios o personas no binarias representan los casos más diferenciados. No obstante, ambos colectivos poseen una fuerte homogeneidad interna, las diferencias más relevantes residen en el grado de involucración y el abandono o continuidad. Además, el número de entrevistados de XR es menor que el de FFF. Esto se debe a las etapas iniciales de la movilización y la observación, cuando las novedades y la participación parecían centrarse en el segundo colectivo.

El perfil que indican las entrevistas se corresponde con el señalado en Revilla et al. (2023) y Hayes, Doherty y Saunders (2020). En el caso de FFF, la mayoría de sus miembros son jóvenes entre dieciséis y veintidós años, blancos y españoles, con mayor presencia de mujeres. Provienen de la clase media, con un importante capital cultural; al menos uno de sus progenitores cuenta con formación universitaria. La mayoría estudia bachillerato o una carrera universitaria, normalmente relacionadas con humanidades o ciencias ambientales. Son participantes sin experiencia, con un discurso limitado al ecologismo y sin relación con grupos politizados o contraculturales.

Contrasta una minoría con militancia en otras organizaciones y un papel importante en la conformación inicial del movimiento. Estos disponen de experiencia y habilidades militantes, como moderar asambleas o convocar manifestaciones, y su discurso incluye críticas globales al sistema político y económico. Este artículo se centra en la carrera activista de los noveles y no en estos militantes experimentados.

Los militantes de XR presentan un perfil similar, más adulto, entre veinticinco y treinta años, con igual número de hombres y mujeres y una minoría proveniente de países europeos. Completaron una carrera universitaria y dan los primeros pasos en el mercado laboral o terminan estudios de postgrado. Son cosmopolitas, pocos originarios de Madrid, muchos han vivido en otros países y no descartan volver a migrar. Para la mayoría es su primer activismo estable, pero poseen experiencias previas: participación ocasional en protestas, socialización en espacios politizados —debatir de política con compañeros, colaborar con centros sociales okupados, inscribirse en asociaciones de permacultura— o transformaciones de su vida personal, como la dieta, el trabajo, la reducción de consumo, etc.

Análisis del material

Las entrevistas fueron la herramienta central para acceder a las motivaciones y experiencias de los activistas. Las observaciones permitieron estudiar las situaciones sociales dadas en los colectivos, en especial los mecanismos para la integración en asambleas y acciones. También facilitaron seleccionar los perfiles entrevistados y comprender las vivencias que mencionaban.

Se codifican los materiales a través del programa Atlas.ti. Para resaltar el análisis procesual, se construyen grupos de códigos en función de diferentes momentos del activismo, incluyendo el antes y el después. Asignando códigos a citas, se clasifican distintas experiencias y eventos de los entrevistados en estos grupos, buscando los «cómo» de la participación. Estas relaciones entre sucesos y momentos son fundamentales para reconstruir las carreras militantes.

Además de la división cronológica, se crean otros conjuntos de códigos para profundizar en determinadas dimensiones. Primero, la sociabilidad y las interacciones rituales en el activismo, a partir de las notas etnográficas. Segundo, la influencia de diferentes esferas vitales y la socialización inicial, como predisposiciones activadas en diferentes momentos de la carrera. También los motivos señalados por los activistas, entendidos como una justificación (Fillieule, 2001).

Finalmente, fue clave la comparación con casos y situaciones donde la implicación fallaba. Gracias al contraste, aquellos que no se integraban en el colectivo o lo abandonan mostraban los mínimos necesarios para participar.

Resultados

Primero, se exponen las predisposiciones en el entorno y la socialización, luego, las primeras participaciones con la organización. En el último punto, se abordan los mecanismos de (des)acoplamiento en el colectivo.

Este orden es una técnica ficticia: la vinculación no es una progresión lineal cuyo resultado es la implicación continua en el colectivo. Puede ser ocasional o limitada a acciones concretas, y también ser abandonada, temporal o definitivamente. El nivel de homogeneidad interna permite una presentación lineal, aunque se indican ciertas distinciones entre ambos colectivos.

Predisposiciones a la participación

Laura ha escuchado hablar del calentamiento global a través de la televisión y, como a otros jóvenes, no le interesa. En cambio, se aterra cuando, en el instituto, su amiga María le enseña unos videos sobre la crisis climática, que encontró en redes sociales. Ese viernes, ambas acuden a una sentada enfrente del Congreso de los Diputados, donde cientos de manifestantes de su edad comparten su mismo miedo. Pero, ¿qué lo ha causado?

Como la mayoría de participantes, María (E8) y Laura (E5)2 crecieron con familias que reducen el consumo de plásticos, conversan sobre naturaleza o política y, por supuesto, reciclan. Aprovecharon las posibilidades de su entorno y escuela y, a punto de ingresar en la universidad o ya en el primer curso, disponen de un léxico amplio, habilidades expresivas y una destacada capacidad de comprensión de textos y datos. También han debatido en clase sobre temas como obsolescencia programada, industria cárnica o ecoaldeas.

[…] siempre hemos reciclado hasta pilas, el aceite aparte del vidrio, papel […], mis padres tienen una compostera […] y yo he ido desde pequeñita al punto limpio con ellos. (E23. Mujer, XR. 25-30 años).

Siempre nos han metido el runrún de fijarnos un poco en el medio ambiente en el colegio […] ahí sí que la parte científica me interesó porque como que está todo muy conectado, hay que tener cuidado, hay que tal. Ese fue el primer momento que me dije que eso me interesa. (E4. Hombre. FFF. 20-25 años).

Curiosamente, lo que María encontró era una conferencia. En ella, un mensaje de miedo y urgencia era transmitido por una chica sueca llamada Greta Thunberg. Miedo a vivir los efectos de una catástrofe global; urgencia para evitarla antes de que sea imposible. Las citas indican el miedo que invadió a estos jóvenes, aunque no siempre a través de Greta. Otros utilizaron canales de divulgación en las redes sociales y muchos ya tenían cierto conocimiento por la escuela o la universidad.

El «pum» que me hizo el ecologismo fue en Instagram un día por la tarde que me aburría, […] me crucé con un vídeo de Greta. Era el vídeo este que se hizo tan viral […]. Escuché una charla que la vi en bucle, igual tres veces seguidas, hasta casi memorizarla. […] ¡Me impactó mogollón!, fueron, son pocos datos, ¿eh?, creo que son menos de cinco o diez datos que fue un impacto como de: «¡Ostras, ostras!», fue como un shock, de esa cosa como que sentí que, me pasé todo el fin de semana como sintiendo un miedo real, en plan, como si algo malo estuviera a punto de pasar. […] Y me pasé el fin de semana, buscando vídeos de medio ambiente. […] entonces, fue como vale, no me voy a saltar ni una sola sentada. (E8. Mujer. FFF. 15-20 años).

Pero ¿por qué Laura y sus compañeros creyeron a Greta y a otros comunicadores? Porque el discurso ecologista es divulgación científica a través de videos y foros en redes sociales: datos, estadísticas, gráficas, informes y videos que difunden divulgadores como Jorge Reichman, Yayo Herrero o Carlos Taibo. Para ella, esto es la marca de la verosimilitud, como alumna aventajada de una escuela orientada al abordaje científico de los hechos físicos. Laura había aprendido que la naturaleza debía ser cuidada y los argumentos científicos, comprendidos y respetados. Además, el formato audiovisual hace presente lo sucedido con vívidas imágenes de degradación y ecocidio. La afinidad con el canal y la forma del mensaje convierte el contenido, la crisis climática, en una amenaza incuestionable y palpable.

Es lo que dice la ciencia básicamente y entiendo, António Guterres salía asustado en el discurso que dio hace una semana ante la situación del informe del IPCC, de que la actitud de los gobernantes es criminal ¿no? De que en verdad es muy serio todo eso, de que nos estamos jugando todo ¿no? (E21. Hombre. Madrid. XR).

Entonces, ya no hay tiempo, como en general acaba el tiempo y esto no lo digo yo, lo dice la ciencia, lo dice el IPCC, lo dice SAGE, que es el asesor jefe científico del gobierno de Reino Unido (sic). (E21. Hombre. Madrid. XR).

La certeza objetiva de la catástrofe conduce a la ruptura con la clase política. Primero, la academia enseña que el ejercicio del poder se legitima en el conocimiento. Segundo, esperan del Estado protección ante amenazas vitales. Los políticos incumplen ambos preceptos al desoír la advertencia de la ciencia.

No actuaba porque… en cierto modo sentía, «bueno el resto de la gente está viendo lo mismo que yo, los políticos, la gente que tiene que tomar las decisiones, no van a ignorarlo, no tiene sentido, cómo van a ignorarlo», ¡pero es justo lo que está pasando! (E25. Hombre. FFF. 20-25 años).

[…] te estás esforzando y estás viendo que, desde ciertas esferas, pues no se está trabajando como tú crees que se debería trabajar para, pues una crisis mundial como es la crisis climática, pues ahí ya sí que entra cierta, pues sí, cierto enfado ¿no?, cierta frustración. (E17. Mujer. XR. 20- 25 años).

Diego (E16) ya tiene veinticinco años, pero comparte las preocupaciones de Laura. Su ruptura con el «sistema» se dio hace tiempo; relaciona la crisis ecológica con la falta de democracia, el capitalismo, la desigualdad entre géneros y, en especial, el extractivismo sufrido por el Sur Global. Ha vivido en algún país de América Latina y colabora con un grupo de consumo vegetariano en un CSO. Acude también a las sentadas de FFF, pero las abandonará y acabará participando en XR, al igual que otros con un perfil similar.

Laura y Diego experimentan una sensación de culpa. Se responsabilizan de las externalidades negativas de su consumo: disminuyen la huella ecológica con su esfuerzo cotidiano. Sin embargo, el sacrificio tiene efectos limitados y absorbe tiempo, dinero y voluntad. El resultado es una culpa nihilista —da igual hacerlo— que conduce a la apatía, pero puede motivar el activismo, si este sí se demuestra útil.

[…] las acciones individuales, a mí personalmente me han llevado un poco… a sentimientos pues sí, un poco de incapacidad ¿no? De vale, yo hago mis acciones individuales, baso una parte de mi vida en ellas, o sea, dejo de hacer equis cosas, ¿no? […] puedo tener más o menos discusiones con mi familia o más o menos amigas que me digan: «¡uf! por favor, Leonor queremos ir a comer al McDonald’s y no podemos ir por tu culpa» etc., etc. Y entonces también, a mí personalmente me lleva como a cierto nivel como de nihilismo, ¿no? (E17. Mujer. XR. 20- 25 años).

Primeras interacciones

Laura y Diego solo necesitaron la hora y el lugar de una de las convocatorias abiertas para acudir a ella. Los canales para informarse son: las redes sociales, los medios de comunicación, conocidos y amistades. Una vez allí, entrar en una lista de contactos o conocer a otros participantes facilita informarse y volver. Aunque Laura conoció a sus compañeros en la primera sentada, las asambleas o reuniones favorecen en mayor medida este enlace.

En cambio, Diego acudió a varias sentadas con FFF, pero pronto desistió. Solo meses después volvió a la acción, en una ADNV diseñada por XR, a propuesta de un amigo de su antigua ecoaldea. Participar fue más complicado: recibió formación y asumió riesgos legales y físicos. A diferencia de FFF, muchos fueron reclutados por contactos previos en espacios de afinidad, lo que facilitó las siguientes colaboraciones. ¿Por qué algunos jóvenes prefirieron uno u otro activismo? Y, sobre todo, ¿por qué otros nunca volvieron o solo lo hicieron de forma ocasional?

Primero, las situaciones y acciones del movimiento ofrecen múltiples gratificaciones. Por ejemplo, María disfrutó de discutir y aprender sobre ecologismo, y también de socializar o de participar en algo histórico. No obstante, todos —tanto en FFF como en XR— compartían una motivación, sentir que podían intervenir frente a la crisis climática.

[…] sentir que tenemos poder, podemos hacer acciones, podemos hacer cosas. (E24. Mujer. XR. 20-25). [Respecto a su primera acción] un poco que mis energías acerca del activismo y de reivindicar, pues escalaban mucho, ¿no? De vale, esto se puede hacer y mola hacerlo en colectivo porque individualmente dando tú charlas o quitando el contacto del coche, pues no se hace mucho, ¿no?, como en ese sentido, y moló como esa fuerza sentirla y como de unión y tal. (E23. Mujer, XR. 25-30).

La «fuerza» no es una motivación genérica, requiere experimentar ansiedad y miedo ante la crisis climática. Su efectividad reside en que ofrece sensación de control y agencia, la percepción de que no están indefensos, y, por tanto, rebaja la ansiedad. Además, refuerza el enfado contra políticos y empresarios. Como resultado, desplaza la culpa que Diego y Laura sentían. De hecho, el discurso colectivo subraya explícitamente que las soluciones no pasan por los hábitos de consumo individuales.

[…] obviamente tenemos responsabilidades, pero que no todo recae sobre nosotras. […] E ir más allá quiere decir dejar de fustigarte a ti misma, decir: «Dios, no estoy consiguiendo nada», e ir a por los de arriba. (E12. Mujer. FFF. 20-25 años).

Distintas acciones ofrecen diferentes motivaciones, y esto explica diferencias entre los participantes de ambos colectivos. Como muchos miembros de XR, Diego consideró las sentadas y manifestaciones insuficientes, meramente simbólicas. Por su experiencia previa y sus ideas políticas, desconfiaba de la presión al sistema político a través de estrategias convencionales. Deseaba formas más intensas de involucrarse, donde pocas personas consiguen grandes efectos y la sensación de agencia y adrenalina aumenta.

[…] los compas de Bolivia están haciendo bloqueos que tienen una movida, entonces aquí, o sea, lucha burguesa de hacer una mani con la banderita y tal cosa, pues me parecía totalmente insuficiente, no me parecía responsable, ¿no?, con lo que estaba pasando. Entonces vi que, al menos XR hacía desobediencia civil y vi que era mi sitio, que en verdad se tomaba en serio esto. (E21. Hombre. Madrid. XR).

Otros solo encontraron motivaciones en la protesta, quizás en su preparación, pero no en la logística cotidiana. La acción ofrece un objetivo cercano y momentos de alta sociabilidad; por ello, ambos colectivos crecían y decrecían en función de sus convocatorias.

Segundo, Diego y Laura se adaptaron a las reglas de funcionamiento del colectivo. Laura, quien más conflictos tuvo, explica el choque inicial que supuso la adaptación al asamblearismo. La siguiente cita podría representar a decenas de asistentes a asambleas que jamás volvieron. Estas requieren conocimientos específicos, uso de gestos no verbales, comprender y transmitir argumentos complejos y aguantar horas discutiendo. Al final, Laura admitió y entendió las reglas; si no, hubiera abandonado.

Era una asamblea. Había como diez personas. Ellos hablaban, y hablaban unas cosas como que yo no me sentía capaz de responder a nada de lo que estaban diciendo ellos, porque yo […] Entonces decían: «Este día hacemos una sentada, y la asamblea ¿Os parece que hagamos esto?» Y yo no me sentía capaz de decir nada. […] Y desde que sacamos la asamblea dijeron: «Vale, pues ahora tenéis que decir, respecto al movimiento, cómo os estáis sintiendo, de clima». Entonces yo dije como: «Una mañana soleada», o algo así. Pero como que eso fue lo primero que dije, y realmente me sentía muy externa. (E5. Mujer. FFF. 15-20 años).

El lenguaje utilizado durante las asambleas también requiere adaptarse, modular la expresión, lo que puede expulsar a asistentes neófitos. No obstante, las citas también evidencian que estos mismos mecanismos resultan inclusivos para quien los acepta y es capaz de participar en ellos; producen sensación de inclusividad y de que todos pueden ser miembros.

En la primera asamblea, María me dijo: «Cuidado, que no dicen cambio climático, sino crisis». […] Crisis climática ya lo tengo adaptado. Pero hablar en femenino me cuesta muchísimo. […] Yo pensaba que no me importaba, pero me gusta. Me mola mucho, supongo que es por el contraste. No tanto hablar en femenino, sino decir: «Estamos rechazando que se hable en masculino sólo». Es que eso mola. Que te tengan en cuenta. Te sientes más incluida... (E5. Mujer. FFF. 15-20 años).

[Hablando de la horizontalidad en la asamblea] ya en ese momento sentí un tipo de grupo que da igual de dónde vengas que puedes participar y aportar tu granito de arena. (E4. Hombre. FFF. 20-25 años).

Tercero, observaron cómo el resto hablaban y de qué temas, cuál era su expresión estética y de género e incluso sus movimientos. Laura y Diego percibieron que eran similares a ellos, lo que les facilitó interactuar y sentir que ellos también podían participar. María, en cambio, sintió «admiración»; en vez de identificarse, quería ser como ellos. Deseaba desarrollar formas de ser y capacidades que aún no había podido llevar a cabo y que encontraba en el grupo. En ambos casos, hay una similitud básica en disposiciones y gustos, sea por compartirlos o por desear hacerlo. La similitud básica muestra su funcionamiento e importancia cuando no se produce:

Yo me sentía como identificada como… O sea, como soy una persona de la fe [religión] porque eso bueno, no sé si lo sabían o no lo sabían, pero sí como vengo de un entorno que es [congregación religiosa] […] no voy rapada, no tengo como unos a nivel físico externo nada que me diferencie como anticapitalista o algo así ¿no? O sea, no tengo ninguna imagen de izquierdas como se suele ver y entonces eso ya te identifica de alguna manera, ¿no?, como otro perfil, a lo mejor incluso la manera de hablar o lo que sea, pero el caso es que yo notaba ahí como una tensión de, «ella es diferente o no nos cuadra», ¿no? O yo no me sentía integrada en ese… (E18. Mujer. Madrid. FFF).

La afinidad con motivaciones, normas y participantes explica el alto nivel de homogeneidad interna en el perfil de cada colectivo. Quienes no pertenecen a las clases medias con elevado capital cultural son expulsados por sus dificultades en la toma de decisiones, en los procesos asamblearios o en la interacción habitual. Incluso la principal motivación para la acción, la agencia ante la crisis climática, se produce más en aquellos con mayor afinidad con la academia, ya que requiere el fundamento científico ya comentado.

Con perfiles representantes de la masculinidad tradicional, en FFF la identificación se dificulta. Las mismas reglas que producen una sensación de pertenencia tienen un efecto contrario en un perfil masculinizado. Adicionalmente la mayoría de mujeres va unida a hombres que incluyen transgresiones menores como uñas pintadas o maquillaje, formas de expresión emocionales y no agresivas o juegos estéticos con la vestimenta, además de alguna persona transexual o no binaria.

Volvemos en metro, el chico empieza a hablar, le conozco de piquetes en huelgas estudiantiles hace años. No le ha gustado mucho la asamblea y discutimos un rato […]: «¿Y con estos quieres enfrentarte a la policía? Como no les hagan una ronda de esas de cómo se han sentido… Si no aguantan». Deduzco que se refiere a la ronda de sentires de la asamblea […]. (Nota campo 2020-04-10).

En XR la similitud entre perfiles es más específica e incluye más ámbitos. Además de la preferencia hacia la ADNV, encuentran un bagaje común: estéticas contraculturales, ideas políticas compartidas, experiencias de viaje o estudios, consumo ético, etc. Como se ha mencionado, no es solo aquello que ya se comparte, sino el deseo de experimentar posibilidades que el colectivo ofrece.

Una experimentación, un juego, esto lo puedo probar, esto lo puedo probar, probar cosas con gente y cosas así, porque, por ejemplo, estar [ser] vegana en mi nueva escuela [colectivo] es súper fácil, porque hay tanta gente vegetariana o vegana que todo el rato la gente es…: proponemos opciones de ir a un restaurante. ¿Será vegano? Naturalmente. Ayuda muchísimo a sentirse normal, incluida, me siento mucho mejor y me ha ayudado a desarrollar esa conciencia ecológica porque puedo compartir ideas, pensamientos sin sentirme diferente, sin sentirme mal. (E24. Mujer. XR. 20-25).

Esta afinidad también reside en las formas organizativas. En XR cada grupo de trabajo toma sus propias decisiones, coordinándose mediante la confianza mutua entre ellos, la decisión final no reside en una asamblea. Las reuniones generales incluyen un picnic, juegos y otras situaciones proxémicas. En FFF, las estrategias asamblearias están enfocadas a perfiles más amplios, con grandes cantidades de participantes; la sensación de un miembro de XR al acercarse a FFF previamente fue de desagrado; caos y ruido.

[…] como que sentí que era como muy ¡puf! como muy abstracto, todo muy ambiguo, como muy desorganizado, yo sentí caos, sentí caos y ante el caos como que yo me alejé […] lo único que hacemos es este caos continuo de un grupo de WhatsApp gigante, ¿no? (E16. Hombre. XR. 25-30 años).

Dinámicas de (des)acoplamiento

Laura y Diego colaboraron en alguna tarea concreta de su respectivo colectivo, tras algunas asambleas y acciones. Laura diseñó el cartel de una convocatoria y Diego, una charla-formación para bloquear una calle; pero no fue sencillo para ninguno. Laura desconocía el diseño visual utilizado por FFF, si usar imágenes de políticos o la palabra «anticapitalismo» era adecuado, o si debía subir el cartel a redes o fotocopiarlo para repartirlo. Diego no entendía a qué objetivo respondía la formación, a quién se dirigía o quién la haría y le era imposible proponer cambios, ya que no sabía a quién plantearlos. El siguiente fragmento del diario de campo muestra la importancia de acoplar al participante al trabajo colectivo y el papel de un importante rol, el «welcomer».

Irene y Saúl repiten toda la lista de tareas resultado del pícnic, pidiendo voluntarios o preguntando directamente. Piden alguien para una lista de lugares con conflicto militar debido al extractivismo occidental. Irene dice «Esto que lo haga [Investigador]» y me mira. Acepto. Tras la asamblea me comunica a quién pedir informes, que debo hacerlo en Excel y qué columnas incluir. También sostuvo la comunicación con otra persona, quien lo convirtió en un mapamundi que utilizará el grupo de redes y se mostrará en una pancarta. (Nota de campo 2022-02-20).

La cita muestra a Irene como «welcomer»: un rol formal o informal, unipersonal o múltiple y con diferentes nominaciones en FFF y XR. Enseña las particularidades de la tarea, por qué se hace, el lenguaje del colectivo y garantiza el contacto con el resto de la organización. Irene reparte y coordina tareas, integrada en los flujos de trabajo. El resto del colectivo confía en que el trabajo asignado al investigador saldrá adelante, gracias a ella. En el caso de Laura, el encargado de redes que esperaba su cartel no la conocía: ¿sabría que el plazo era de una semana, desaparecería como otros o dibujaría un cartel inadecuado? ¿Era mejor hacerlo antes que ella? Laura tenía que adaptarse y los demás, confiar en ella y ofrecerle esa posibilidad, un puente que una persona más integrada puede establecer. Aquellos que no integraron su trabajo o no hallaron este hueco, acabaron marchándose.

Con el tiempo, Laura y Diego entenderán la toma de decisiones y el rol de cada compañero y aprenderán habilidades como diseñar carteles, moderar, oratoria o diseño de campañas. Al entrar en la dinámica de trabajo, ambos obtienen un cometido: gestionar las redes sociales, dinamizar el grupo de charlas, coordinar el trabajo colectivo, cuidar e intervenir en conflictos internos, etc. Este papel puede ser extraoficial; si bien, el reparto de responsabilidades formaliza estas posiciones. Después de un tiempo, ellos son quienes dominan esas tareas y el resto así lo reconoce: asumen un rol en la organización.

Digamos que funcionamos por comisiones, como cualquier grupo, pero yo sí que creo que suelo aportar la perspectiva más de planificación estratégica. También yo creo que he aportado mucho en la gestión del grupo. Pues todo esto que son herramientas de metodologías participativas, diseño de espacios de trabajo participativos que permiten un poco escuchar todas las voces o llegar a acuerdos. (E11. Hombre. Fridays For Future. 25-30 años).

En lo interpersonal, las relaciones en asambleas y grupos de trabajo sorprenden a los nuevos miembros: son diferentes a las de otros ámbitos, como la familia, la escuela o el trabajo. Los miembros deciden cómo es el colectivo y las normas promueven el respeto, facilitan la participación y sentirse cómodo. En XR, las reglas mencionan explícitamente la política prefigurativa: en el camino debe construirse el mismo mundo al que se aspira, lo que se traduce en una horizontalidad e inclusividad radical. Laura y Diego establecieron fuertes relaciones afectivas, intensificadas por estas dinámicas. Los vínculos en este espacio aportan sensaciones de confianza, igualdad o libertad que los diferencian de los de otras esferas. Construyeron fuertes amistades y lazos afectivo-sexuales; incluso formaron un grupo de amigos. Todo ello facilita el trabajo en la organización y también pueden ser una motivación.

No hay en la vida cotidiana lugar donde te sientas tan cómodo con esta cultura de cuidados que hay aquí […] eso genera pues que haya un sentimiento de pertenencia general, pues un montón de cosas bonitas ¿no? Hay mucha gente que siente que está salvando traumas de la vida también porque bueno, de repente te encuentras incluido en sitios donde normalmente estás excluido […]. (E16. Hombre. XR. 25-30 años).

Los gustos y proyectos de vida compartidos imbrican vida colectiva y personal, suavizando el conflicto con otras esferas vitales, que también demandan tiempo y pueden provocar el abandono y la limitación de la participación. Esta imbricación fue más rápida en Diego, debido a la fuerte afinidad entre perfiles en XR. Encontró grupos de consumo o apoyo legal en conflictos de vivienda o laborales y convivió con compañeros. Otros desarrollaron prácticas o exploraron ámbitos que aún no habían experimentado.

En los casos de mayor implicación, el activista intenta relacionar la esfera laboral con la militante: reorienta la carrera profesional, trabaja en una organización ecologista o incluso abandona el trabajo para centrarse en el activismo climático, como algunos militantes de XR. En este colectivo, algunos mudaron su actividad o incluso su residencia a ciudades de mayor tamaño para continuar militando, al considerar que solo así podían ser eficaces. La militancia se profesionaliza y aporta capitales sociales, simbólicos o monetarios: respeto por un liderazgo social, presencia en medios de comunicación, contactos, publicación de artículos o el ya mencionado trabajo remunerado.

La comunidad y la práctica activista también afectan a los discursos y emociones respecto a la crisis climática y el poder político. Laura amplió su discurso ecologista. La ciencia se mantiene como argumento, pero deja de ser una verdad exterior a la política. Aumenta el enfado con el grupo gobernante y la problemática ecologista se relaciona con el feminismo, la pobreza energética, explotación de clase y, en especial, el Sur Global. Laura defiende una justicia ecosocial con tintes anticapitalistas o, más bien, decrecentistas. Su discurso es ya similar al de Diego y otros participantes iniciales en XR, pero todos tienen mayor conocimiento y posibilidad de desplegar argumentos.

Cuando la gente entra, las primeras cosas que ya tenemos claras son el anticapitalismo y todas esas cosas, y como que, sin decirlo, la gente ya, por el mensaje que damos, cómo hablamos, por las asambleas, como que ya lo van entendiendo, ¿sabes? Yo creo que es una cosa que está guay, que no hace falta decir las cosas como tal porque la gente, cuando trabaja, se da cuenta. (E12. Mujer. FFF. 20-25 años).

Además, nace una tensión emocional clave. Las acciones exitosas producen sensación de agencia, disminuyendo la ansiedad y desplazando la culpa personal. A cambio, se rodean de estímulos que recuerdan la crisis climática, sea en las protestas, con sus compañeros o en las redes sociales. Su mayor conocimiento del tema amplifica el miedo a la catástrofe socioambiental. La polaridad entre ansiedad y desahogo sostiene la participación; esta alivia la angustia, pero también la produce.

Esto otorga mucha importancia al resultado colectivo de las acciones. Estas pueden ser la recompensa positiva para participar que contrarresta el miedo o la ansiedad generados, pero su fracaso también reforzará la impotencia y el dolor por una catástrofe inevitable.

Y cuando, de repente, nos dicen en la mani que hay ciento cincuenta mil, fue como que queríamos ponernos…, bueno, hubo un par que se pusieron a llorar de alegría. Y, entonces, fue súper increíble. Aunque ha sido un inicio de curso duro, con respecto a la motivación y al impacto, que igual al chaval de instituto medio, de catorce a dieciocho años, no le importa una mierda la mani [referencia a un comentario anterior sobre su fracaso en convocar en su instituto], hay mucha gente a la que sí y hay mucha gente que te va a apoyar, aunque te desmotives y todo el rollo, así que ha sido un inicio de curso duro, pero yo ya lo llevo un poco mejor. (E8. Mujer. FFF. 15-20 años).

[Ante el fracaso previsto de una acción]. Entonces, yo me sentía muy impotente. Como que realmente no afecta nada lo que hagamos. Como, súper vacía, porque tenía la sensación que la gente no me estaba haciendo ni caso. (E5. Mujer. FFF. 15-20 años).

Si la acción defrauda las expectativas o ya no se identifican con el colectivo, se rompe el ciclo de alimentación positiva, y las emociones negativas empujan hacia otras opciones. En el caso de FFF, la progresiva pérdida de centralidad comunicativa a partir de 2019 conduce a algunos activistas a otras organizaciones y estrategias, habitualmente más disruptivas. Varios de ellos comienzan a participar en XR o al menos a realizar ADNV. En el caso de nodos más reducidos, como es el ejemplo de Zaragoza, esto condujo a la desaparición práctica de la organización en ese territorio durante 2022. Por otro lado, algunos militantes de XR abandonan la vía del conflicto social, volviendo sobre el proyecto de vida y a la construcción de pequeños mundos sostenibles.

[…] yo creo que cuando empezó a bajar [el movimiento] o cuando… Porque yo participé en estos movimientos y luego me salí, me entraba ecoansiedad. […] Es como cuando la COP25 al final, hubo declaraciones de Teresa Ribera diciéndoles: «¿pero qué os esperabais?» […].

Somos movimiento muchísimo de gente, podríamos buscar alternativas que no pasen por la institución ¿no? Es como… Obviamente pues eso, que arriba no van a cambiar. […] tú tienes que comer, pero comer en un grupo de consumo en grupo porque esto es lo anticapitalista y lo ecologista de hacer las cosas en grupo y compartiendo, entonces empezar por ahí me parece mucho más importante. (E19. Mujer. XR. 20-25 años).

Si la implicación continúa, el rol y los vínculos emocionales cristalizan en una identidad activista. El participante incorpora a su autopercepción el reconocimiento originalmente aportado por el colectivo y su grupo afectivo y desarrollado en su actividad con estos. Ya considera ser activista parte de sí mismo. La identidad se fundamenta en las relaciones establecidas, las tareas cotidianas y la autoimagen como activista ecologista, no en la pertenencia al colectivo XR o FFF. De hecho, hay traslados entre organizaciones, facilitados por las relaciones y trabajos compartidos.

[…] me he sentido muy bien tratado, muy valorado, querido incluso, es decir, asumo que tengo pues mis virtudes y mis defectos y mis capacidades y discapacidades […] para mí es ya te digo, el activismo es algo como muy natural, no natural, es decir, forma mucho de mi entorno los discursos, la lógica de… Hay un problema social y actuamos socialmente contra eso. (E20. Hombre. XR. 25-30 años).

La identidad produce implicación en las discusiones del espacio social. Se encuentran en acalorados debates sobre ideología, situación de la organización, estrategia, conflictos internos, moralidad o qué es ser activista. Estos debates son acalorados porque afectan a su definición personal, la importancia de su rol y a las relaciones con los demás.

La identificación con los logros y fracasos colectivos es reforzada por la identidad; sienten orgullo y responsabilidad hacia ellos, emociones con gran capacidad para movilizar. En este punto, Laura habla en primera persona del plural respecto a FFF. Como Diego, se siente obligada a esforzarse por los objetivos de su grupo, lo que también dignifica y mejora su propia imagen.

Y conforme lo estaba leyendo, era la emoción de ver a tanta gente en Zaragoza, que estaba ahí por esto, que yo me puse a llorar (ríe). […] Sí, sí. Yo llorando, en plan de: «Ay», como si fuera mi hijo o algo. En plan de: «Ay, ay, que está leyendo» (ríen). Y viendo a toda la gente y eso, y no sé, muy contenta. (E12. Mujer. FFF. 20-25 años).

[…] eso es lo que también me motiva en esta lucha, como que es mi responsabilidad moral de hacer esto y que me niego a resignarme de que no se pueden cambiar, porque históricamente se ha demostrado que las cosas se cambian. (E21. Hombre. Madrid. XR).

La identidad, junto a la identificación y la responsabilidad, estabiliza la participación. Un problema en la interacción o una acción malograda rompen los refuerzos positivos del activismo y desconectan al participante ocasional, o bien este puede abandonar por la presión de otras esferas de su vida. Pero la identidad lo sostiene en momentos así, siempre que no se alarguen. Estas personas son el núcleo principal de trabajo en el colectivo y quienes lo mantienen en el tiempo.

En resumen, obtener un rol, construir un grupo afectivo e imbricar el activismo con la vida cotidiana rebaja el esfuerzo requerido. A su vez, la ampliación del discurso y la tensión emocional motivan y refuerzan el activismo. Finalmente, la identidad con el grupo sostiene la participación más allá del incentivo ocasional.

Discusión

Estos resultados permiten ahondar en dos elementos cruciales del comienzo de la carrera activista.

Primero, el papel que cumplen las emociones, tanto en el reenmarcado inicial como sosteniendo la participación. El marco ecologista debe resonar —frame resonance (Viejo, 2008)— en el marco primario de estos jóvenes, definido por: verosimilitud fundada en la ciencia, legitimidad de esta sobre las decisiones políticas y una relación de cuidado con la naturaleza. Este marco primario es producto de la interacción cotidiana familiar y académica y resultado de su posición social como jóvenes estudiantes urbanos de clases medias. Determina la estructura de plausibilidad, aquello que puede ser aceptado como real (Jasper, 1997) y, en este caso, ofrece verosimilitud a la interpretación ecologista.

Como resultado, los jóvenes experimentan miedo y ansiedad, pero también enfado por la transgresión de los valores del marco primario. Partidos y empresas son culpables por omitir las advertencias científicas y faltar a sus deberes. Estas emociones, ya registradas por Lorenzini y Rosset (2024) u Ojala (2012), causan una transformación del conjunto de relaciones del joven con el Estado, el modelo económico y otros actores sociales y fomentan la protesta. Estudiar toda esta activación emocional permite mostrar cómo son perfiles específicos con predisposiciones determinadas los que poseen una afinidad con los discursos ecologistas que incitan a la acción.

Además, las emociones tienen otro papel: mantienen en el activismo mediante dinámicas iterativas. En los activistas ecologistas miedo y ansiedad incluso aumentan su presencia, pero se alternan con mayor enfado, responsabilidad, sensación de control o esperanza. Ciclos y tensiones emocionales que los sostienen y enganchan en la participación. Jasper (2011) apunta algo similar con la «batería moral», la rotación entre polos positivos y negativos de emociones que mantienen la acción.

Como otros estudios apuntan (Revilla et al., 2023), la pérdida de capacidad de convocatoria y de centralidad mediática provocada por la pandemia, rompe la eficacia emocional. Cuando las acciones se muestren ineficaces, la batería moral puede disolverse y aumentar la ansiedad, la desmovilización y la búsqueda de alternativas. Como resultado, algunos activistas exploran nuevas estrategias, a menudo más disruptivas, como la ADNV, para recuperar el foco mediático; pero otros se repliegan a actividades personales o comunitarias, alejándose del conflicto público o del activismo. Si Goodwin (1997) hablaba de economía libidinal para referirse a la competencia entre lazos exteriores e interiores al movimiento, parece necesaria también cierta economía emocional; que el movimiento pueda ofrecer motivaciones a la acción. En este caso, sobre todo sensación de agencia, de control o posibilidad de cambio.

Segundo, aunque la involucración suele centrarse en el activista, hay que destacar la importancia del grupo, relacionada con la apertura de la organización a unos u otros perfiles. Para participar es necesario compartir las motivaciones que ofrece el colectivo, aceptar sus normas y sentirse afín al resto de miembros, lo que implica la activación de predisposiciones y socializaciones previas. Un ejemplo es el interés y la habilidad de jóvenes cercanos a la academia para desenvolverse en las asambleas. Además, hay que acoplarse al trabajo en equipo y a las relaciones afectivas existentes. La selección no intencionada resultante explica el alto nivel de homogeneidad en estos colectivos (Revilla et al., 2023). Esta investigación muestra como las predisposiciones afines facilitan la (auto)exclusión de otros sectores sociales y la presencia casi única de un solo perfil.

La supervivencia del movimiento requiere desarrollar una grupalidad con fuertes lazos afectivos, a partir del trabajo cotidiano y la afinidad compartida. Estas relaciones producen identidad y una sensación de pertenencia que sostienen la participación cuando el movimiento pierde eficacia, vive un fracaso o experimenta conflictos. También permite sobreponerse a las presiones de otras esferas vitales, compaginándolas o asimilándolas. La identidad como activista parece ser el punto definitivo de estabilización en la involucración.

El análisis de la carrera militante se convierte en el estudio cronológico o la historia de un grupo concreto de activistas, el de la nueva generación ecologista. Se inicia con participantes de similares posiciones sociales con un marco primario común; son sectores concretos de la juventud de clase media urbana los que se activan en 2019, formando el núcleo de la movilización. El proceso de afinidad intensifica la selección social, restringiendo más el perfil a través de las similitudes en la motivación, las normas y los perfiles. Por último, cristaliza en grupos con identidades y sentimientos de pertenencia que se sostienen en el tiempo. Aunque este análisis muestra la importancia de la interacción entre los procesos subjetivos, colectivos y discursivos, no agota otras posibles líneas de análisis, que darían otras claves de las dinámicas activistas y que quedarán para posteriores trabajos. Especialmente, se considera crucial el estudio de las dinámicas grupales de las organizaciones: el proceso de constitución del grupo, la configuración de sus estructuras, las jerarquías internas o los mecanismos de liderazgo y legitimización.

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1 Este trabajo es parte del proyecto JUCLIDES, financiado a través de la convocatoria de «Ayudas a la Investigación» 2019, del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. También es parte del proyecto «Compromisos sociopolíticos y activismos juveniles en una sociedad individualizada. Formas, significados y procesos de transformación», dirigido por el profesor Jorge Benedicto (UNED), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, PID2020-117529RB-I00. Finalmente, se agradece la colaboración de los activistas de FFF y Extinction Rebellion, fundamental para el desarrollo de la investigación.

2 Para exponer los resultados los autores se han apoyado en la historia de dos activistas de Fridays For Future y uno de Extinction Rebellion, cuyas trayectorias se destacan por considerarlas paradigmáticas. Sin embargo, se incluyen verbatims de diversos entrevistados, con el objetivo de presentar las citas más ilustrativas. Además, todos los nombres han sido cambiados por criterios de anonimato.

Tabla 1. Observaciones participantes

Fecha

Suceso

Localidad

Colectivo

2019-09-21

Asamblea

Madrid

FFF

2019-10-09

Ritual acampada

Madrid

XR

2019-10-15

Asamblea

Madrid

FFF

2019-10-17

Asamblea

Zaragoza

FFF

2020-01-31

Asamblea

Madrid

FFF

2020-04-10

Asamblea

Madrid (online)

FFF

2020-05-08

Asamblea

Zaragoza (online)

FFF

2020-05-16

Asamblea

Zaragoza (online)

FFF

2020-05-16

Reunión 2020

Estatal (online)

Ambos

2020-06-05

Movilización 5J

Zaragoza

FFF

2020-06-13

Asamblea

Zaragoza

FFF

2020-08-21

Asamblea

Zaragoza

FFF

2021-09-24

Manifestación Repsol

Madrid

Ambos

2021-12-10

Reunión Creatividad Online

Madrid

XR

2021-12-19

Reunión Bienvenida

Madrid

XR

2022-01-28

Asamblea

Madrid

FFF

2022-02-04

Acción Repsol

Madrid

Ambos

2022-02-05

Rebelión x el Clima

Madrid

Ambos

2022-02-20

Picnic de trabajo

Madrid

XR

2022-03-14

Grupo coral

Madrid

XR

2022-03-25

Global Strike

Madrid

FFF

2022-03-28

Manifestación

Madrid

FFF

2022-05-07

ADNV

Madrid

XR

2022-06-03

Paint Street

Madrid

XR

2022-06-04

Formaciones

Madrid

XR

2022-06-09

Debate de No violencia

Madrid

XR

2022-06-10

Asamblea rebelión científica

Madrid

XR

2022-06-23

Acción Prado

Madrid

XR

2022-06-26

Manifestación contra la OTAN

Madrid

XR

2022-06-27

Acción Reina Sofía

Madrid

XR

Fuente: Elaboración propia.

Tabla 2. Entrevistas

Fuente: Elaboración propia.

Participación en el momento de la entrevista

OCASIONAL

ASENTADO

EXPERIMENTADO

ABANDONO

Edad

E17 Mujer. Madrid. No le convenció previamente Ecologistas en Acción. XR

E20 Hombre. Madrid. Estudia Grado Superior Historial previo de diversos activismos. XR

E11 Hombre. Madrid. FFF

E27 Hombre. Zaragoza. FFF

25-30

E23 Mujer Madrid. Magisterio, trabaja. Estudia Antropología. Entró en XR por proyecto de convivencia.

E16 Hombre Madrid. XR

E21 Hombre. Madrid. Estudió Ambientales y participó en diversos conflictos en países del Sur Global. XR

E4 Hombre. Madrid. FFF

E9 Hombre. Madrid. Probó en XR, pero prefirió FFF.

E12 Mujer. Zaragoza. Comienza en bachiller. Desde el movimiento ecologista se ha acercado también al feminista. FFF

E26 Mujer .Madrid Buscará otras asociaciones tras la deriva política. FFF

20-25

E15 Mujer. Madrid. XR

E22 Género fluido. [Lugar anonimizado]. FFF

E2 Mujer. Málaga. Universidad. Pasó de iniciativas de reciclaje al activismo. FFF

E7 Hombre. Madrid. FFF

E18 Mujer. Madrid. FFF

E19 Mujer. Madrid. Participó en XR, pero prefirió un CSO afianzado en un barrio. XR

E24 Mujer. Madrid. Vino de un país europeo a estudiar. XR

E14 Mujer. Bilbao. FFF

E6 Hombre. Asturias. Participa desde Bachiller. Militante de Greenpeace. FFF

E25 Hombre. Madrid. Abandonó colectivo por carga de trabajo. FFF

E1 Hombre. Madrid. Secundaria, no se involucró más por dificultades de entrada. FFF

E10 Mujer. Madrid. FFF

E5 Mujer. Madrid. FFF

E8 Mujer. Madrid. FFF

15-20

E3 Mujer. Madrid. FFF

E13 Mujer. Madrid FFF

RECEPCIÓN: 01/02/2024

REVISIÓN: 10/04/2024

ACEPTACIÓN: 16/09/2024